Azufre

He quemado mis ambiciones en la repetición de una mirada crítica, y veo pasar los días como duchas de agua fría. Me río en la observación de vuestra abundancia sin que os percatéis de la decadencia. Hay belleza cada 2 pasos de mi casa sin rastro de inteligencia, vuestras preocupaciones no pasan de culos perfectos y músculos tensos. No puedo desdibujar una carcajada satírica que aúlla como un diablo en celo proclamando que no me pierdo nada. Tal banalidad de una sociedad mal acostumbrada me hace desear satinar toda una población de melodramas sexuales.

Voy con la risa del que no pierde nada con las orejas taponadas con música y los ojos cegados en la lluvia. Sólo añoro el olor del azufre, y cuando en la calle no hay nadie, cuando todos están cobijados bajo los falsos adornos de ikea, él se percibe, espanta el sol y trae las nubes de la redención, y yo oigo las lágrimas de la ira, aquellas que lavan tanta superficialidad, y yo veo los rayos de la discordia, aquellos que cegan tanta esclavitud, y entonces pienso que tormenta tan bella. Y entonces pregunto ¿nadie aprecia esta descarga? Entonces empiezo a caminar entre este orgasmo de venganza temporal, exhalo aire y digo, azufre anhelo para este tiempo.